¡Qué difícil me resulta poder escribir en el blog sin tener un ordenador propio! Imposible desde el móvil por temas de usuario... No sé quién se habrá empeñado en que toda la información quede recogida en una sola cuenta y en que todo esté enlazado y si no pasas por el molde prefabricado, todo son dificultades y pegas. A nivel de usuario y, especialmente, a nivel de control de la privacidad me resultaba mucho más sencillo antiguamente.
Pero bueno, no estaba aquí para hablar de eso ni mucho menos. Después de dos años de tortura mental y haber tenido que lidiar con mi propio pozo de miserias (mi propia mente), por fin puede decirse que he conseguido salir a la luz o, al menos, tengo la certeza (aunque no absoluta) de que me encuentro en un camino que se dirige hacia un fin mucho más alentador y feliz que el que mi psique podría haber imaginado hace unos pocos meses. Quizá porque es lo que siempre he necesitado, he decidido apuntarme a la carrera de psicología en la UNED a la vez que me preparo el examen del EIR (Enfermería Interno Residente, seguramente la mayoría conozcais su paralelismo en medicina, el MIR). Intentaré reconducir la carrera de enfermería hacia algo en lo que consiga sentirme agusto y sienta que me desenvuelvo adecuadamente. No obstante, el apuntarme es el primer paso de un largo recorrido, una carrera de fondo en la que se verá si las reservas de mi mente son lo suficientemente fuertes o continúan siendo frágiles como hasta ahora han venido mostrando serlo.
Y ahora mismo me encuentro con un dilema... Crear un nuevo blog o continuar con este blog que tantos años tiene pero cuyo uso ha sido muy irregular. Por tanto, a pesar de que añoro este blog, creo que es el momento de cerrar una puerta y abrir otra para empezar en una habitación algo más acogedora que la estancia donde se muestran las penurias de una mente torturada. No creo que sea positivo para mí misma seguir regodeándome en mi propia miseria y lo más inteligente es dar por concluida la estancia en este mausoleo triste, frío y oscuro e irme hacia un lugar más iluminado y lleno de vida. No obstante, no voy a borrar este mi rincón de la memoria ya que es una parte de mí.
El cierre del blog oficial lo realizo aquí, pero publicaré una entrada más que tenía pensado publicar hace un año y que tengo escrita en un cuaderno, así que transcribiré sus palabras en la siguiente entrada.
Un abrazo a todos, me despido aquí. Mi próximo nombre no será Micomicona, sino otro apodo que llevo años usando, un nombre de una diosa, Vesta, la diosa del fuego (y curiosamente la del hogar y por tanto, los cuidados estarían englobados). En el fondo, aunque me queje de enfermería, creo que estaba destinada a vincularme a ella y a la esfera más generosa del ser humano: el cuidado.
Mi último gélido beso.
Micomicona.
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