Lugh
Llegamos a la escalera y Lilith nos miró a ambos con cara extrañada. ¿Qué ha pasado? Pues que de repente esta mujer ha perdido el conocimiento durante unos segundos y para evitar que se cayera la he tenido que sujetar y como no quiero que se caiga otra vez, la voy a llevar cogida hasta que salgamos fuera y le de el aire. ¿Estás bien? Emm, sí, gracias. Por cierto, tú te llamas… Samael. Tú Brigid, ¿no? Sí. Mientras Brigid y Samael se presentaban, habíamos terminado de bajar las escaleras. Gracias, pero creo que ya no hace falta que me sostengas más. Pero… te iba a llevar hasta la calle. En serio, no hace falta. Está bien, está bien… Qué cabezota… Y la solté. Entonces Lilith se puso a mi lado. Bueno, ¿qué te ha parecido el día de hoy? Pues un poco aburrido, pero el ambiente de clase no está mal del todo… A excepción de algunas personas. Sin querer mi mirada se desplazó hacia Samael que iba justo delante de mí, pero Lilith no pareció percatarse. Hombre, eso siempre ocurre… No todo el mundo tiene por qué caerte bien. A mí de momento nadie me cae mal. Aunque como tú dices, alguna persona es un tanto molesta. Gracias por sujetar la puerta. De nada. En nuestra conversación, habíamos llegado hasta la puerta de entrada y Samael estaba sujetándola para permitirnos pasar. Salimos del edificio y una vez en el patio nos detuvimos un momento. Bueno, el lunes nos vemos, que me tengo que ir ya. Hombre, Samael, espera un momento, que nosotros también nos vamos y a lo mejor vamos para el mismo sitio. ¿Dónde vas? Pues voy a mi casa, que está en la calle río Júcar. Anda, vives a dos calles de la mía. ¿Sí? ¿Dónde vives? En la calle río Turia. Pues sí, al ladito. Venga, que te acompaño, ¿alguien más vive por esa zona? No. Yo tampoco. Pues nada, me voy con Samael… El lunes nos veremos, adiós. Adiós. Hasta el lunes. Hasta luego. Samael y Lilith se fueron juntos y nos quedamos Brigid y yo solos. ¿Nos vamos? Vale. ¿Dónde vives? Umm… Pues… No muy lejos de aquí. ¿Quieres que te acompañe? No tengo prisa. No, no hace falta, no quiero que pierdas tu tiempo por mi culpa. No es ninguna pérdida de tiempo, mujer. Insisto, no hace falta que me acompañes... Que chica más testaruda... En fin, que se le va a hacer... No te acompañaré. Bueno, como no te puedo acompañar y no tengo nada que hacer aquí, me voy a casa... Yo también me voy, hasta luego. No me dio tiempo a responder, porque echó a andar nada más terminar la frase. Y unos segundos después reaccioné y seguí sus pasos, alcanzándola justo cuando estaba atravesando la verja. Una vez salió, torció a la izquierda, justo por donde tenía que ir. Andaba a paso ligero y tenía que ir más rápido que de costumbre para conseguir no perderla de vista. La acera se terminó y torció a la derecha, que también era dónde tenía que torcer. Llegué a la esquina y nada más girar me encontré cara a cara con una Brigid rabiosa. ¿Por qué me estás siguiendo? ¿No te he dicho que no quería... Me trae si cuidado lo que tú quieras, pero es que da la casualidad de que éste es el camino que va hacia mi casa. Se quedó unos segundos callada, sin saber que responder y la ira con la que unos segundo antes estaban brillando sus ojos, se fue transformando, rápidamente, en vergüenza y su cara se fue tornando de su mortal palidez al rojo intenso, lo que la hizo agachar la cabeza. Lo siento, no lo sabía... Me he comportado como una estúpida. No pasa nada, mujer... Es normal que te hayas enfadado... Soy muy pesado en algunas ocasiones. No, no lo eres. Esto último lo dijo con la cabeza alta, clavando sus ojos en los míos. Durante un breve momento pude observar detenidamente el color de sus ojos, negros como el carbón, que me pedían que creyera sus palabra. Vale, vale... No hace falta que me mires así, te creo. Dejó de mirarme y volvió a mirar al suelo, como cohibida por lo que acababa de hacer. Venga, no pasa nada, no tienes nada de que avergonzarte... Sigamos andando juntos hasta que nuestros caminos se separen, ¿vale? Esta bien. Empecé a andar y ella me siguió algo rezagada y con la cabeza gacha. A unos 100 metros había un paso de cebre y cruzamos a la acera de enfrente. Seguimos andando en la misma dirección que llevabamos antes y al llegar a la esquina de un edificio torcemos a la izquierda. Y pocos metros más adelante llegamos una bifurcación. Yo tengo que ir por el camino de la derecha, ¿y tú? Yo no, yo voy por el de la izquierda. Está bien, entonces aquí nos despedimos. Sí. Hasta el lunes. Adiós. Cuando ya nos habíamos separado se me ocurrió una cosa. Oye, espera. ¿Qué quieres? ¿Qué te parece quedar el lunes aquí para ir a clase a las 8 y 15? Hubo un lapso de tiempo en el que permaneció en silencio y cuando estaba a punto de decirle que si no quería que fuesemos juntos no pasaba nada, abrió la boca. Está bien, aquí te veo el próximo día, adiós de nuevo.
wiii me encanta q subas + capitulos =D
ResponderEliminarJajaja, gracias!! Lo que no se es cuando subiré más... XD
ResponderEliminarMico!!!
ResponderEliminarSabess?? Tengo algo para ti en mi blog!!
Estas nominada a un premio ^^
te lo concedo por todos esos buenos momentos que vivimos juntas ^^
Y para animarte...este tipo de premio se ajusta mucho a ti y a tu forma de ser jajaja...
Espero que te guste ^^
XD: YA VERAS COMO VAMOS A FRANCIA POR NARICES!!!
Besikoss!!
Uisss, miedo me das... Ahora voy a ver que premio es ese...
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